El episodio 19 de El Sofá, el videopodcast de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios, nos brinda una conversación profunda y necesaria con el pastor Marcos Zapata, presidente de la Alianza Evangélica Española y pastor en Lugo. Bajo el título “Cansancio, salud mental y espiritualidad”, Marcos reflexiona sobre uno de los grandes males contemporáneos: el agotamiento generalizado, incluso en medio de los avances tecnológicos.
¿Por qué estamos tan cansados?
Zapata parte de una pregunta provocadora: ¿cómo es posible que, en la era de la tecnología y la comodidad, haya tanta gente agotada? Su respuesta es clara: la hiperconectividad nos ha robado el descanso. Aunque la tecnología nos facilita la vida, también ha invadido todos nuestros espacios, incluido el descanso.
“Estamos siempre disponibles, conectados, produciendo… y eso nos está pasando factura”, comenta. Cita estudios que revelan que el 60% de las personas duermen menos de seis horas, lo cual está muy por debajo de lo recomendado.
El descanso: un principio divino
Zapata defiende que el descanso no es opcional ni un simple remedio para el cansancio físico. “En la Biblia, Dios descansó, no porque estuviera cansado, sino para establecer un principio”, afirma. “Es el ser humano el único ser creado que necesita y está llamado al descanso. El mar, los árboles, los animales… no descansan. Nosotros sí”.
Este principio, explica, está siendo ignorado incluso en entornos cristianos. “Nadie justificaría romper el mandamiento de no mentir o no robar, pero con el descanso lo asumimos con total naturalidad”, lamenta. “Incluso en las iglesias, se valora más al que produce sin parar que al que sabe descansar para poder ministrar con renovadas fuerzas”.
Ser vs. Hacer
Una de las ideas más potentes del episodio es la tensión entre ser y hacer. “Muchos ministros buscamos la aprobación a través de nuestras obras, pensando que Dios está más contento con nosotros cuando producimos más. Pero eso es una trampa”, afirma. “Nuestra identidad no puede depender de la productividad”.
Pone como ejemplo al hijo pródigo: “Su expectativa era ser un jornalero, pero su padre lo recibió como hijo. Esa es la clave: somos hijos antes que siervos. De ahí debe nacer nuestro hacer, no al revés”.
La salud mental y la pertenencia
Marcos también aborda con valentía la crisis de salud mental. Habla del crecimiento exponencial del consumo de ansiolíticos en España y del aumento alarmante del suicidio, especialmente entre jóvenes de 14 a 25 años. “Nos encontramos ante una generación que ha perdido el sentido del ser. Todo gira en torno al tener y al producir. La iglesia tiene que responder con comunidad, pertenencia y propósito”.
Para él, el antídoto no está solo en predicar, sino en vivir comunidades auténticas, donde las personas se sientan vistas, escuchadas y amadas. “No hace falta una megaiglesia donde nadie conoce tu nombre, sino una familia de fe donde puedas ser tú mismo y encontrar refugio”.
Un triple cuidado: cuerpo, alma y espíritu
En los minutos finales, Zapata ofrece una guía clara y pastoral: para superar el agotamiento y prevenir el burnout, debemos cuidar las tres áreas que nos componen: cuerpo, alma y espíritu.
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Cuerpo: descansar, alimentarse bien, hacer ejercicio.
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Alma: buscar espacios de silencio, tratar la ansiedad, no hacer lecturas definitivas desde el agotamiento.
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Espíritu: tener un proyecto, una dirección, un propósito que nos conecte con Dios.
“Dios no solo le dio descanso a Elías. También le dio una nueva misión”, recuerda. “No basta con parar. Necesitamos un proyecto para el alma”.
Conclusión
Este episodio de El Sofá no solo ofrece reflexiones teológicas, sino también herramientas prácticas. Nos recuerda que el descanso no es un lujo, sino una necesidad espiritual. Que nuestra identidad no está en lo que hacemos, sino en lo que somos. Y que, en medio del caos y la hiperproductividad, la iglesia puede —y debe— ser un lugar de descanso, propósito y vida.
“Una iglesia sana es una iglesia que sabe descansar, que cuida a sus pastores y que forma comunidades donde el ser tiene más valor que el hacer”, concluye Marcos Zapata. Y ese, quizás, sea uno de los mensajes más revolucionarios que podamos escuchar hoy.