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Hace un año, durante el 10º Congreso Mundial de la Fraternidad Mundial de las Asambleas de Dios (WAGF), dimos un paso significativo al adoptar la visión MM33. Este plan audaz busca la plantación de un millón de iglesias alrededor del mundo en los próximos nueve años. Aunque pueda parecer inalcanzable desde una perspectiva humana, sabemos que con el poder del Espíritu Santo podemos lograr una multiplicación exponencial que supere nuestras expectativas. La meta no es solo un sueño, sino un mandato al que debemos responder con fe y acción.

Oración y Unidad: El Llamado de Jesús

El primer paso hacia este objetivo es la unidad. Jesús, en Juan 17:21, nos llama a ser uno, pero no se trata de una unidad que podamos lograr por nuestras propias fuerzas. Esta unidad es una obra sobrenatural, un vínculo que solo el poder de la cruz puede crear, donde diferentes naciones, razas y culturas se unen en el Espíritu Santo. Nuestra responsabilidad es promover, custodiar y proteger esta unidad, evitando a toda costa que se vea obstaculizada. Debemos ser intencionales, esforzándonos por mantener la paz y el acuerdo en nuestras relaciones, tal como Pablo nos exhorta en Efesios 4:3. La unidad es crucial para que el mundo crea en el mensaje que proclamamos.

El Poder del Acuerdo: Clave para el Avance

Además de la unidad, necesitamos acuerdo. La visión de MM33 solo se cumplirá si estamos en sintonía, trabajando no solo juntos, sino con un corazón unido en el propósito. El enemigo, cuyo nombre significa «el que divide», siempre intentará sembrar discordia para frenar nuestro avance. Pero sabemos que el acuerdo es la clave para la fuerza y el progreso en el Reino de Dios. Sin este acuerdo, nuestros esfuerzos serán en vano, y la meta de plantar un millón de iglesias quedará fuera de nuestro alcance.

Enfoque en el Futuro: Proseguir Hacia la Meta

Pablo nos recuerda en Filipenses 3:13-14 que debemos mantenernos enfocados en lo que está por delante, olvidando lo que queda atrás. Este es el tiempo de avanzar sin distracciones, apuntando hacia el futuro deseado que la visión MM33 representa. No partimos de cero; tenemos un fundamento sólido, construido con las lágrimas y el sacrificio de nuestros predecesores. Ellos han sembrado, y ahora es nuestro turno de proseguir, de cosechar y de seguir trabajando para alcanzar la gran cosecha que Dios ha preparado.

La Misión de MM33 en Nuestras Manos

El desafío está claro: trabajar juntos, en unidad y acuerdo, con la mirada puesta en la meta. La visión de MM33 no es solo un proyecto; es nuestra misión, nuestra pasión y nuestro anhelo más grande. Que esta visión inspire a cada iglesia, en cada continente, a ser parte de la obra que Dios está haciendo. No hay tiempo que perder; el Señor viene pronto, y la cosecha está lista.

Esforcémonos juntos para que la oración de Jesús se cumpla y para que, en los próximos nueve años, podamos ver un millón de nuevas iglesias plantadas en todo el mundo.