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El Movimiento de Lausana, conocido por reunir a líderes cristianos de todo el mundo, se prepara para celebrar su Cuarto Congreso de Evangelización Mundial en Seúl, Corea del Sur, en septiembre de 2024. Este evento, que se realiza cada varios años, busca catalizar la colaboración global de la iglesia para discipular a las naciones y moldear el futuro hacia el año 2050.

Este año es excepcional para el Movimiento de Lausana por dos razones principales. Primero, se celebran los 50 años del primer congreso de Lausana en Suiza. Segundo, se llevará a cabo Lausana 4 en Seúl, Corea. Este encuentro se perfila como el más importante en una generación para el pueblo evangélico y el cumplimiento de la Gran Comisión de hacer discípulos de Jesús en cada una de las etnias de la tierra.

Se espera la participación de 5000 delegados presenciales, más de 5000 delegados online y miles de sedes satélite alrededor del planeta. Esta representación global, jamás alcanzada antes, hará de este congreso el más significativo y representativo celebrado hasta ahora.

El Congreso se ha preparado minuciosamente, consultando a las regiones de Lausana, grupos de interés y representantes de todas las generaciones para identificar las brechas que quedan para completar el llamado misional de Jesús. Se han identificado 25 brechas, que serán abordadas desde siete perspectivas en el congreso de Seúl. El objetivo es crear compromisos colaborativos para alcanzar con el evangelio a todos aquellos a los que no hemos llegado hasta ahora. Después del congreso, se formarán varios grupos de seguimiento para asegurar que los compromisos se lleven a cabo.

El corazón del Movimiento de Lausana se centra en una visión cuádruple que incluye:

  1. El evangelio para cada persona.
  2. Iglesias que forman discípulos en cada pueblo y lugar.
  3. Líderes semejantes a Cristo para cada iglesia y sector.
  4. La influencia del reino de Dios en cada esfera de la sociedad.

Este movimiento global, que comenzó en 1974 en Lausana, Suiza, con el liderazgo de Billy Graham y John Stott, ha tenido un impacto significativo en la evangelización mundial. Desde 2019, el Movimiento de Lausana está inmerso en un proceso global y plurianual denominado Lausana 4 (L4), que busca catalizar la colaboración de la iglesia mundial para discipular a las naciones y moldear el mundo hacia 2050.

Tres Documentos Clave

Durante el congreso en Seúl, se tratarán tres documentos esenciales, los cuales serán fundamentales para el evento:

  1. Informe sobre el Estado de la Gran Comisión: Este informe proporcionará un análisis global sobre el cumplimiento de la Gran Comisión, destacando las áreas con mayores necesidades y oportunidades.
  2. Declaración de Seúl: Un documento teológico y estratégico que ayudará a entender cómo debemos pensar acerca de Dios y su reino en el contexto actual y futuro.
  3. Desafío de Nehemías: Este desafío llamará a la acción concreta y colaborativa en respuesta al informe sobre el Estado de la Gran Comisión, promoviendo la dedicación a acciones cooperativas.

Espacios de Encuentro

El congreso se desarrollará en dos espacios: presencialmente en Seúl y en un entorno virtual denominado «Seúl Virtual». Este formato híbrido permitirá conectar a influenciadores de todo el mundo, aprovechando las tecnologías digitales para reunir a personas de todas las etnias y regiones. Se espera la participación de unos 5,000 delegados, con un énfasis en la inclusión de jóvenes líderes menores de 40 años, mujeres y personas del ámbito laboral secular.

El Congreso de Lausana en Seúl sigue la estela marcada por el reciente IX Congreso Mundial de las Asambleas de Dios, celebrado en Madrid en 2023. Este evento, que también reunió a líderes y pastores de todo el mundo, generó un espacio de reflexión y acción conjunta especialmente a través incorporación de espacios para las nuevas generaciones s. El Congreso Mundial, celebrado en el Estadio Multiusos Madrid Arena, destacó también por un concepto global de campaña evangelística aunando el impacto local y global del mensaje del evangelio.

Estos eventos, tanto el Congreso Mundial de las Asambleas de Dios como el próximo Congreso de Lausana en Seúl, reflejan la resiliencia y el compromiso de la comunidad cristiana global para avanzar en su misión de evangelización y discipulado.

Aportaciones desde España

Jesús Caramés

Con el nombre de la ciudad que, hace ya cincuenta años acogería, lo que hoy se reconoce mundialmente como MOVIMIENTO DE LAUSANA se celebraría el primer congreso (Lausana 74); le seguiría el Congreso en Manila (1989); después, Ciudad del Cabo (2010) y en este año, en el próximo mes de septiembre, el Congreso en Seúl (2024). Aquella primera intención, marcaría un antes y un después en la evangelización mundial. Sin duda un ejemplo más, de cómo la unidad de acción en la evangelización fructifica siempre de forma tan sorprendente que va mucho más allá de lo que en las mejores intenciones sus promotores podrían haber soñado. Al esfuerzo de Billy Graham y John Stott, paradigmas de la acción y la reflexión, se unirían líderes mundiales que diseñarían las líneas metodológicas hacia una evangelización efectiva y comprometida de la Iglesia, fortaleciendo, incentivando y rescatando (en muchos casos) el carácter misiológico, intrínseco en el ADN de las iglesias evangélicas de todo el mundo.

Pero, si Lausana se caracteriza precisamente por la unidad en la misión, hay un aspecto que podríamos destacar igualmente en cuanto a esa unidad, que podríamos incluso adjetivarla como “hipostática”, íntima, imposible de separar, y es la unidad entre la acción, la praxis y la Palabra, la reflexión teológica. Porque cuando la acción va sustentada por la Palabra y cuando el discurso, se hace efectivo, se anuncia, se declara, se materializa… es entonces, cuando el detonante del Espíritu Santo provoca cambios, cambios sustanciales en las vidas, cambios que alcanzan e influencian a pueblos, etnias, sociedades y países. Y este sigue siendo hoy, el alma mater de este movimiento. Misión y Palabra que se unen, y que unen, a misioneros, a teólogos, a pastores, a creyentes del mundo entero en un llamado continuo a la acción. Qué esta celebración del 50º aniversario sea un referente más de lo que todas las iglesias, y en particular nuestras iglesias de ADE sigan celebrando a través de la acción de proclamar la Verdad de Cristo a una sociedad que necesita imperiosamente recibir Su esperanza.

Esteban Muñoz de Morales

Hace ahora 50 años, Billy Graham y John Stott convocaron a más de 2,700 líderes cristianos de 150 países a un congreso en la ciudad suiza de Lausana con el lema: ‘Deja que la Tierra escuche su voz’. Había evangélicos de diferentes denominaciones y tradiciones eclesiales de todo el mundo, no sólo del llamado occidente cristiano, por lo que se consiguió alcanzar una gran diversidad geográfica y étnica.

El objetivo fundamental era la movilización de la iglesia a la evangelización, siendo uno de sus legados más llamativos el denominado ‘Pacto de Lausana’. Este documento es considerado como uno de los documentos teológicos más importantes del movimiento evangélico y también de los más citados en diferentes estudios, tesis e investigaciones. El pacto es, sobre todo, un llamado al cumplimiento de la Gran Comisión y desde su introducción lo deja claro: “Creemos que el evangelio es la buena noticia de Dios para todo el mundo, y estamos decididos, por su gracia, a obedecer la comisión de Cristo de proclamarla a toda la humanidad y hacer discípulos de cada nación”. Y al final del documento, en la conclusión, reiteran el compromiso: ‘hacemos un pacto solemne con Dios y entre nosotros de orar, planear y trabajar juntos para la evangelización de todo el mundo’.

Posteriormente se desarrollaron otros ‘Congresos de Lausana’ en otras ciudades: Manila, Filipinas (1989) y Ciudad del Cabo, Sudáfrica (2010). La próxima será en septiembre de este mismo año, en la ciudad de Seúl, Corea del Sur.

He tenido la bendición de estar en el último, el de Ciudad del Cabo, donde rodeado de más de cinco mil hermanos y hermanas en la fe de todos los países del mundo, pude experimentar un anticipo del cielo. Dios mediante podré estar en el próximo de Corea y si la experiencia de hace 14 años fue tremendamente enriquecedora, las expectativas para el de Seúl no son menores.

Confiamos que este enorme esfuerzo de la iglesia global contribuya a seguir alimentando la pasión por el Señor y por el cumplimiento del mandato que Jesús nos dejó: ‘id y haced discípulos a todas las naciones’.

Carlos Eduardo Fumero

Como miembro del comité del Movimiento Lausana en España, me llena de entusiasmo y gratitud la posibilidad de asistir al cuarto congreso mundial del Movimiento Lausana en Seúl. Ser parte de este encuentro es un honor y un privilegio, ya que nos brinda una plataforma para observar y participar en lo que Dios está haciendo a nivel global.

El Movimiento Lausana es conocido por reunir a líderes cristianos de todo el mundo, facilitando discusiones profundas y significativas sobre cómo la Iglesia puede adaptarse y responder a las necesidades cambiantes de nuestra sociedad para alcanzar cumplir la Gran Comisión. Se tratarán muchos temas variados como la iglesia en la era digital, donde se abordarán temas contemporáneos esenciales, como se detalla en su informe sobre «¿Qué es una vida digital?» En este informe, se subraya la importancia de comprender y participar en la vida digital como una extensión del ministerio cristiano. Se enfatiza la necesidad de una actualización continua de la Iglesia para utilizar las tecnologías emergentes en la proclamación del evangelio y en la formación de discípulos.

Este tipo de encuentros tienen un impacto comparable al de los históricos concilios de la Iglesia, ya que nos permiten trabajar juntos en temas críticos y relevantes, como el mandato de hacer discípulos a todas las naciones. En Lausana, no solo nos inspiramos con las historias de cómo el evangelio está transformando vidas alrededor del mundo, sino que también recibimos capacitación y recursos para enfrentar los desafíos actuales con una perspectiva bíblica y misional.

Asistir al cuarto congreso mundial del Movimiento Lausana es una oportunidad invaluable para aprender, conectarse y colaborar con otros líderes cristianos comprometidos con la misión global de Dios. Este encuentro no solo refuerza nuestra fe y visión, sino que también nos equipa para ser más efectivos en nuestro llamado de hacer discípulos en un mundo en constante cambio. Si hay algo que me llena de esperanza es saber que todas las conclusiones llegarán a tener su eco en la comunidad evangélica de España, para que juntos logremos servir y colaborar mejor en la misión de Dios.

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