El equipo pastoral de la Iglesia de Asambleas de Dios de A Coruña, formado por los pastores Javier y Luis Otero, nos ha recibido junto con su predecesor, el pastor Manuel Fernández, además de junto con la obrera con más antigüedad de su iglesia, Maribel. Nos han podido narrar cómo fue el proceso de transición pastoral, dándonos claves para un legado saludable:
“Una transición pastoral debe ser natural, la persona que continúa debe conocer el contexto de la Iglesia”
Esta iglesia, con una larga historia, ha vivido como el pastor Manuel, tras un pastorado de 40 años, dio paso en el año 2010 a los pastores Javier y Luis, obreros con muchos años de servicio en la iglesia. Nos han podido narrar cómo fue este proceso, explicándonos cómo la iglesia lo recibió con buenos ojos, viviéndolo de una manera natural, cosa que ha ayudado a que su iglesia no se detenga, sino que siga creciendo.
Con su experiencia como pastores, nos cuentan cómo fue el proceso de preparación, de transición y los aspectos que debemos tener en cuenta para que una transición ocurra de una forma positiva para la iglesia:
P: ¿Cómo fue el proceso de preparación para vuestro llamado pastoral?
Pr. Manuel Fernández: Tanto yo como mi esposa estábamos dispuestos a trabajar en lo que Dios nos llamase, aunque no queríamos ser pastores. Ayudábamos en lo que podíamos en la iglesia y tras la salida de nuestros pastores, tuvimos que tomar provisionalmente el pastorado de nuestra iglesia. En ese momento comenzamos a sentir carga por el pastorado y estuvimos 40 años siendo los pastores de la Iglesia de A Coruña.
Pr. Javier Otero: Desde niño he estado asistiendo fielmente a la iglesia, en un campamento juvenil entregué mi vida a Dios y fui bautizado en el Espíritu Santo, comenzando así con 13 o 14 años a servir en todo lo que pudiese. Intentaba estar allí donde estuviera el pastor Manuel, continuando con el servicio en la iglesia, hasta que en otro campamento juvenil Dios me llama a trabajar en su obra. Ahí confirmé mi llamado pastoral, siendo mentoreado por el pastor Manuel, hasta pastorear en varios puntos de misión de nuestra iglesia, para acabar finalmente pastoreando en la iglesia de A Coruña.
P: ¿Cómo transcurrió el proceso de transición en la iglesia?
Pr. Javier Otero: En nuestro caso fue algo muy natural, tuvimos un largo proceso de mentoreo con el pastor Manuel que nos ayudó a prepararnos para la obra. En mi caso, tengo credenciales desde el año 1998 y he pastoreado en otros lugares antes que en la iglesia de A Coruña. El periodo de transición no fue muy largo, nosotros ya estábamos ayudando y trabajando con el pastor Manuel, siendo siempre supervisados por él, por lo que nos ayudó a que la transición fuese más corta, pero igualmente natural.
Maribel: Sí, la iglesia conocía desde niños tanto a Javier como a Luis, y lo vivimos como un proceso lógico, siendo algo esperado. Además, consideramos que el testimonio es muy importante en el momento de la transición pastoral, y nuestros pastores tenían un gran testimonio delante de la iglesia.
P: ¿Qué factores creéis que son necesarios para que una transición sea lo más saludable posible?
Pr. Luis Otero: Las iglesias notan los cambios pastorales, por ello deben de ser lo más naturales posibles, evitando que sea un proceso traumático. Por nuestra parte, intentamos formar obreros y trabajar con las nuevas generaciones, porque esperamos que aquellos que vayan a continuar nuestro legado ya estén trabajando con nosotros, pudiendo ser conocidos por la iglesia, para que el proceso de transición sea lo más natural posible.
Pr. Javier Otero: Para mi, algo importante es que quien vaya a ser el pastor, conozca bien la iglesia. Además, consideró fundamental ver el carácter y el ministerio del obrero, esto se manifiesta durante el tiempo en el que trabajamos juntos, por lo que es importante buscar un carácter y ministerio pastoral. Por último, consideró que el pastor predecesor debe saber dar un paso atrás, dejando que el pastor sucesor desarrolle el ministerio que Dios le ha dado.