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El inicio de las Asambleas de Dios de España está unido al movimiento pentecostal en nuestro país desde que llegó a principios del siglo XX hasta nuestros días. De ahí que se hace necesaria una reflexión para ubicar en el mover de Dios en nuestro país el papel de las Asambleas de Dios.

Es sin duda la guerra civil en la primera mitad de siglo pasado el punto de inflexión que marcará el devenir de la obra en España, sin embargo es a partir del fin de la guerra cuando la obra, no con pocas dificultades, inició un crecimiento imparable hasta nuestros días.

Fue la llegada de algunos misioneros a principios del s. XX los que establecieron los cimientos de lo que posteriormente formaron el núcleo de iglesias que fundaron  las Asambleas de Dios de España. Y fue en esa época donde llegaron los primeros misioneros pentecostales, Julia y Martin Wahlsten en al año 1923, procedentes de Suecia. Al año siguiente ya realizaron los primeros bautismos, coincidiendo con el primer pastor pentecostal Español: Antonio Rodríguez Ben, un joven de Lugo que se había convertido en Francia.

Diez años más tarde de la llegada de los misioneros se establecería la primera iglesia pentecostal en Madrid, en la que la obra llevada a cabo por el misionero sueco Sven llegó a tener una membresía de entre 30 y 40 personas antes de la guerra civil.

La guerra civil, que transcurrió entre 1936 hasta 1939 supuso la clausura de todas las iglesias y colegios evangélicos en España, la expulsión de misioneros y el encarcelamiento y fusilamiento de algunos pastores. Esta guerra significó un paréntesis en la obra, que se reinició casi una década después de terminar la misma, experimentando una leve apertura tras la primera ley de libertad religiosa en España.

Fue en 1946 cuando llegaron los primeros misioneros  de AD a La Coruña, la familia Perruc, al año siguiente se celebraba en Zurich (Suiza) la primera conferencia pentecostal mundial, que seguramente anunciaba lo que sería el devenir de la obra en España a lo largo de ese siglo. Aunque hubo que esperar al año 1949 cuando se inauguraba el primer templo de las Asambleas de Dios de España, en la ciudad de La Coruña, tras dos años de trabajo de los misioneros Perruc enviados desde Cuba, celebrándose los primeros bautismos en ese mismo año de 1949.

En ese tiempo el pastor Lamas, recién llegado a La Coruña,  viaja a Ronda, al sur de España, donde había constancia de que antes del inicio de la guerra, había una obra misionera  fundada por el misionero Jorge W. Tomas, y que desde 1930 había hermanos en la fe. Llegando a contactar con ellos y estrechando lazos. Un viaje de norte a sur muy fructífero, pues al pasar por Madrid contactó con hermanos en la fe de la primera iglesia pentecostal fundada por los misioneros suecos mencionados.  Desde entonces quedarían en contacto los hermanos del norte y del sur del país, pero sobre todo se estaba formando el embrión de las iglesias que años más tarde formarían las Asambleas de Dios de España.

La iglesia del sur de España en Ronda es pastoreada por el misionero Roy Dalton, que se hace cargo desde 1950, y a la vez funda otro punto de  misión en Ronda. En ese tiempo, en Barcelona, al noreste de España, en la región de Cataluña, se inaugura el primer templo de Asambleas de Dios en 1957, tras 8 años de trabajo en la obra. A su vez, José Rego abría obra en Gijón, quedando constituidas las 6 primeras iglesias fundadoras de las Asambleas de Dios de España.  Una década la de los años 50 caracterizada por una fuerte persecución a la iglesia en España, sin embargo quedaba constituido el inicio de ADE.

Fue la visita del Presidente de los EEUU Eisenhower la que vino a ser usada por el Señor para dar un respiro a la iglesia, ya que quedó  evidenciada la falta de libertad religiosa en España, una década que coincidió con un periodo de crecimiento económico y que en el año 1963, en el mes de noviembre se celebraba en Madrid la primera convención de  ADE por las seis primeras iglesias fundadas. Un periodo no exento de dificultades, pues fue cuatro años más tarde, en  1967, cuando se proclamaría la Ley de Libertad Religiosa, no sin inconvenientes y trabas por parte de las autoridades. Desde entonces fueron varias décadas de intolerancia hasta la llegada de la democracia en 1975, dificultades para abrir lugares de culto, para la realización de bodas, funerales, en el servicio militar de los creyentes, etc. Tiempos difíciles pero sin dejar de crecer, como lo evidenció la convención de ADE de 1970, en el que ya eran 13 las iglesias de ADE, consiguiendo duplicar el número de iglesias en apenas una década, lo que sin duda alentaba a los creyentes y ministros, entendiendo que el Señor tenia algo especial con nuestro país.

Con la llegada de la democracia en 1978 y la apertura de España a Europa, ya que era la hasta entonces la única dictadura de la Europa Occidental, y a pesar de los problemas económicos y  especialmente de terrorismo, la iglesias ADE contaban a inicios de los 80 con 24 iglesias y 10 años más tarde ya eran 57. Sin duda tiempos en los que el crecimiento no sólo era cuantitativo, sino cualitativo pues la iglesia empezó a tener una visión de reino y con ello se creó el Departamento de Misiones (DEMADE), posteriormente se firmaron acuerdos con el Estado y ADE se integró en el órgano de representación de todas las iglesias evangélicas frente al Gobierno (FEREDE). Una década en la que España volvía a estar en el centro del mundo durante el año 1992 con la Exposición Universal de Sevilla  y las Olimpiadas de Barcelona, en los que la iglesia en España y ADE participaron en campañas de evangelismo y trabajo conjunto con otras denominaciones.

La entrada al nuevo siglo constituyó un cambio notable en la organización de ADE, las 135 iglesias que formaban la denominación se constituyeron en una Federación de iglesias, adaptándose a los nuevos tiempos y la necesidad de preparar el terreno para un crecimiento en el que nuestra estructura fuese facilitadora de este nuevo paradigma. Siendo uno de los cambios mas importantes en los últimos 15 años la fusión de la convención y del retiro del cuerpo ministerial de ADE, en el que se superan los mil asistentes en los últimos congresos.

Es la historia de nuestro país la que nos impulsa a seguir adelante, desde que España aparece en el Nuevo Testamento como el deseo del destino de un viaje de Pablo creemos que Dios tiene algo especial con nuestro país. De ahí que en estos últimos cien años de historia, nos sentimos dichosos de que ADE haya sido participe de este siglo de historia pentecostal en nuestro país.  Sin duda nuevos tiempos que esperamos se vean culminados con la celebración del congreso mundial de AD en España, para seguir proclamando la luz del evangelio desde esta parte de Europa.